Ignatz von Peczely (1826 – 1911): Su experiencia con la iridología se inició a los 10 años de edad, cuando a una lechuza que trataba de liberar de un arbusto se le rompió una de sus patas. Al cuidarla, afirmó que pudo observar la aparición de una señal negra en el iris del ave, que hasta entonces había estado limpio y claro. Luego, durante su recuperación, habría observado que la señal se aclaraba, hasta quedar como una mancha blanca. La conexión entre ambos eventos, la herida y la curación, la mantuvo en su mente hasta que creció y comenzó sus estudios de medicina.8 Durante años, Paczely se dedicó a estudiar los ojos de sus pacientes, mientras trabajaba como homeópata y, más tarde, al graduarse como médico. Su profesión le habría dado la oportunidad de relacionar sus descubrimientos con pacientes estudiados antes y después de operaciones quirúrgicas, además de las numerosas autopsias que practicó.
Von Peczely elaboró uno de los primeros gráficos europeos del iris vinculado con el resurgimiento moderno de esta técnica, publicando en el año 1886, en alemán, la primera topografía del iris en la Hoja semanal homepática.9 Posteriormente, en los albores del 1.900, Lils Liljequist, homeópata suizo, completó y mejoró el mapa de von Peczely. Liljequist introdujo la iridología en Norteamérica y fundó la escuela americana de esta disciplina. Otros destacados iriólogos de esta escuela son Henry Lindlahr, el mejor iriólogo nortemaricano de principios del siglo XX, quien publicó numerosas obras sobre medicina naturista; y el Dr. Bernard Jensen, probablemente el más conocido de los iriólogos norteamericanos de la actualidad,9 autor del libro Ciencia y práctica de la iridología.10
El primero en establecer una topografía del iris en lengua francesa fue Leon Vannier, uno de los homeópatas más importantes de Francia en la primera mitad del siglo XX.9
Por su parte, Josef Deck, sanitario del ejército alemán preso en Rusia, tuvo la oportunidad de observar numerosos iris de los presos enfermos. Cuando regresó a Alemania publicó numerosas obras con gran profusión de casos clínicos, constituyendo el primer aporte a la iridología científica y clínica.9 Otros grandes investigadores de esta disciplina son Theodor Kriege, su discípulo Lindemann, de la escuela alemana de iridología; y Angel Bidaurrazága, médico oftalmólogo de Bilbao, en España, que publicó el primer texto de iridología en español. Posteriormente, en Barcelona, el Dr. Fernández publicó el libro Iridodiagnosis.9
Actualmente, la iridología es practicada en más de 10 mil centros formales de iridología en Alemania, reconocidos oficialmente, y por más de 18 mil médicos en Norteamérica, (aunque en Canadá y en los Estados Unidos, la iridología no es regulada por ninguna agencia gubernamental, muchas organizaciones ofrecen cursos no formales).